Garantizar la producción, controlando las
cosechas, exige, incluso en los agricultores “más ecologistas”, el uso de
productos químicos (herbicidas insecticidas, fungicidas) Con el incremento del
laboreo de conservación esta necesidad se hace más notoria.
La aplicación de fitosanitarios no se debe
hacer de forma “indiscriminada”; el respeto a la naturaleza, a su flora y
fauna natural, así como a la propia salud de agricultores y consumidores debe
ser lo único prioritario a la hora de hacer un tratamiento.
La maquinaria de aplicación de productos está
tecnológicamente muy lograda así que el uso de las mismas debe estar en manos
responsables. Tratamientos uniformes con volúmenes bajos, con buenos
dosificadores, con las herramientas de la agricultura de precisión son algunas
de las armas que el buen agricultor debe tener. En su mano queda elegir bien el
producto, la dosis, el momento y por supuesto el equipo a utilizar.
Reglas de oro para una buena aplicación:
¿Se es consciente del caudal necesario,
a la presión correcta, con las boquillas óptimas e incluso de las mínimas condiciones
ambientales exigibles para discernir entre realizar un buen tratamiento o
perder tiempo y dinero? Una aplicación correcta debe ser efectiva, barata y ecológica:
- Tratar solo si existe la necesidad. Antes del tratamiento conocer bien el problema para el cual se debe tratar
- Elegir el mejor momento de realización: Estado de plaga y/o del cultivo, condiciones atmosféricas y medioambientales
- Seleccionar el volumen de caldo, dosis de principio activo y tamaño de gota
- Equipo elegido y sus condiciones: presión de trabajo, caudal y boquillas
EL PULVERIZADOR HIDRÁULICO
Son equipos especialmente indicados para tratamientos con herbicidas y
fitosanitarios en herbáceos. Sin embargo en "leñosos" se le ponen bastantes pegas como por ejemplo la poca capacidad de penetración en la
masa foliar de estos cultivos, o el volumen de caldo gastado y el tamaño de gota.
Pero también tiene muchos "pros" como es su "universalidad" en la aplicación de productos tan dispares como herbicidas, insecticidas y fungicidas. Así que se puede afirmar que está especialmente indicado para cultivos de bajo desarrollo foliar pero también, bien usado, puede competir en cultivos leñosos.
Amortiguación en barras portaboquillas |
Cultivos herbáceos y cultivos leñosos: La versatilidad comentada hace que con un sistema de barras portaboquillas en horizontal, y plegables, sean idóneos en cultivos herbáceos cubriendo la anchura de trabajo; pero con barras en vertical puedan ser usados en viñedo en espaldera, olivar o arbolado. También es posible acoplar mangueras y pistolas para tratamientos manuales.
Hay barras sencillas pero según se sube la anchura se buscan diseños de tipo reticular, cual cercha, para mejorar la robustez con peso liviano.
Las ventas: De entre los equipos para tratamientos (pulverizador hidráulico, hidroneumático o atomizador, y neumático o nebulizador) el pulverizador hidráulico es el más “generalista”, el “multiuso”, el que sirve un poco "para todo"; por eso es el número 1 en ventas. En 2017 se registraron 5049 unidades como pulverizadores hidráulicos (ROMA); mientras que los atomizadores que se registraron fueron de 3574 udes.
Pulverizadores registrados en el ROMA por marcas |
Principio de funcionamiento: Se basa en la
presión que lleva el líquido y que pasa por un estrechamiento que es la
boquilla. Una vez formada la gota esta llega a su objetivo por la propia inercia.
Diámetro
de gota: El tamaño de las gotas es responsable en gran
medida del éxito del tratamiento ya que una misma superficie se puede tratar
con menos “caldo”. Aunque, ojo, el tamaño no lo es todo. Una gota muy pequeña es muy sensible a la evaporación, o tener problemas de "deriva".
Tamaño y requerimiento de gota: A menor tamaño de
gota menor volumen de líquido. Un fungicida
requiere un tamaño de gota más pequeño que el insecticida y a su vez este más
pequeño que el herbicida.
Generalizando: La pulverización
hidráulica es menos homogénea que la neumática y la centrífuga. Con
pulverización hidráulica un número pequeño de gotas se lleva gran cantidad de
líquido, a cambio, el proceso de pulverizador hidráulico consigue una mejor
uniformidad de reparto de gotas.
De todos los
tamaños: Se encuentran desde equipos automotrices (con capacidades
superiores a los 4000 L )
hasta equipos personales de mochila que rondan los 15 L y entre medias de todo lo
que se quiera: arrastrados (1000
a 3000
L ); suspendidos (hasta 1000 L ) Tamaños tan dispares
permiten anchuras de trabajo desde los 8 hasta los 40 m ; equipos que pueden ser
utilizados por tractores de potencias dispares y también en un amplio abanico
de velocidades de trabajo (entre 5 y 15 km/h )
COMPRANDO UN PULVERIZADOR
Y cuando llega la hora de comprar ¿en qué debo fijarme?
Bastidor:
Estructura sobre la que se montan el resto de los componentes. El tamaño
determina el tipo de bastidor pero que en general se tiende a perfiles
estructurales (tubos, angulares) Un signo que denota calidad es el tipo de
protección del cual se dota a las superficies metálicas (tratamiento
galvanizados, imprimaciones sintéticas y pinturas epoxi o PUR bicomponentes)
Depósito:
Casi con generalidad se recurre al polietileno de alta densidad (PEHD) y a la
fabricación por rotomoldeo. Hace unos años se recurría mucho al poliéster
reforzado (PRFV) que es un plástico termoestable, pero en la actualidad el PE
que es un termoplástico bastante resistente al ataque químico y sencillo de
trabajar es, con mucho, el material más utilizado.
Un buen depósito puede llevar “rompeolas” para
evitar el balanceo en el transporte. También debe disponer de una ancha boca de
llenado y un drenaje para vaciado total.
El equipo debe estar dotado de algún método de
agitación para mantener de forma homogénea el líquido fitosanitario. El sistema
más común es recurrir a la agitación hidráulica por la cual parte del líquido
impulsado (en torno a 1/3 del líquido) recircula al depósito vertiéndose,
generalmente, por la parte superior para aprovechar la energía cinética del
líquido. Otro sistema consiste en utilizar agitadores mecánicos como puede ser
algún tipo de paletas.
A la hora de comprar es
conveniente comprobar si se trata de un depósito de fácil limpieza.
Bomba: Es la encargada de generar
presión suficiente en las tuberías y dotar a la gota de la energía para llegar
a su destino.
Las dos grandes familias de bombas utilizadas son
aquellas denominadas de membrana o las de pistones. Las bombas de membrana son
muy fiables pero trabajan a presión menor que la bomba de pistones que a cambio requieren algo más de mantenimiento.
La bomba recibe la energía a través de la tdf del
tractor mediante un árbol con juntas homocinéticas (cardan)
También se pueden elegir bombas de doble turbina, una para la pulverización y otra para la agitación trabajando a baja presión.
También se pueden elegir bombas de doble turbina, una para la pulverización y otra para la agitación trabajando a baja presión.
A la hora
de comprar se debe comprobar que tipo/s de regulación de caudal se necesita
y cual es la que dispone el equipo (pueden ser reguladores de caudal
proporcional al motor o al avance). El regulador de presión debe ser capaz de
asegurar una presión uniforme y con fácil selección.
Bomba de pistones |
Boquillas: Se trata de “la última
línea de defensa” para lograr un tratamiento acertado ya que son las
responsables de la distribución del líquido.
Existe en el mercado un gran surtido de boquillas,
las hay de chorro cónico, deflectoras, abanico o chorro plano o las denominadas
de baja deriva. Se pueden fabricar en materiales plásticos (teflón, nylon o PE)
o metálicos (cobre o inoxidable) o incluso cerámicos. Huelga comentar que cada
material tiene unas particularidades de duración así como diferente coste. Las
cerámicas son las de máxima duración, seguidas por las de inoxidable.
Una buena elección de la boquilla dice mucho de la
sapiencia del utilizador y por ende de la calidad del tratamiento.
Las boquillas se roscan (o con sistema tipo
“bayoneta”) a la barra portaboquillas. El tamaño se define por el caudal
nominal (L/min) a una presión definida (normalmente 3 bar)
Algo más: La elección de la
boquilla está condicionada por el tipo de producto a aplicar, así como del
cultivo y también de las condiciones atmosféricas. Las boquillas de chorro
plano tienen una muy buena distribución. Las de chorro cónico dan al líquido un
movimiento de rotación y pueden ser cono lleno o hueco. Son las más usadas para
insecticidas y fungicidas. Las de baja deriva son las más utilizadas en bajos
volúmenes de aplicación. Las deflectoras son recomendables para herbicidas y
también para abonos foliares.
Existe un código ISO (0625) de colores para
distinguir las boquillas por su caudal nominal
A la hora de adquirir un
pulverizador es conveniente que también se compruebe si existen válvulas
antigoteo en el portaboquillas.
Filtros: Disponer de un buen
sistema de filtros garantiza poder trabajar con seguridad de que no se taponan
u obstruyen algunas boquillas. Los filtros suelen ser de malla metálica (mejor
recurrir al inoxidable) o de poliamida; el paso se define por la separación
entre hilos. Se van intercalando con diferentes pasos a lo largo del circuito y
en función de la calidad del equipo, amén de su tamaño, los hay en mayor o
menor número. En cualquier caso un equipo mínimo debe tener el filtro de
llenado o colador que está en la boca de llenado del depósito y solo sirve para
retener hojas y partículas gruesas y el filtro de aspiración que se coloca
entre el sumidero y la bomba y que debe tener un paso en torno a los 500-600 μm.
Equipos más especificados cuentan también con filtros de impulsión e incluso
filtros de boquilla (se incorporan en el cuerpo de la boquilla)
Grifería: Es el conjunto de válvulas,
distribuidores y tuberías que regulan el movimiento del líquido. La oferta es
tan variada que se debería analizar las de cada equipo antes de adquirirlo. Hay
válvulas de seguridad por aumento de presión; las hay de regulación de caudal,
las hay antigoteo. En cuanto a los distribuidores también gustos para todo:
manual o control remoto o electrónicos.
Un elemento indispensable es el manómetro que se
utiliza para conocer la presión de trabajo y que a la postre es información
necesaria para saber si el tratamiento se está realizando según los parámetros
marcados.
Calibrando, manómetros y boquillas |
A la hora de comprar conviene
analizar la disponibilidad de manejo desde el tractor (monomando, centralita…)
así como si las válvulas son manuales o electroválvulas. En cuanto a las
tuberías deben tener sección suficiente y a todas las boquillas les debe llegar
la misma presión y caudal.
Avances tecnológicos:
Barras de pulverización
realizadas en fibra de carbono. Este material reduce mucho el peso del equipo
además de tener mucho mejor comportamiento a la corrosión
Equipos capaces de regular la
presión en diferentes tramos de las barras con válvulas solenoides para su
comando desde el tractor.
Sistemas de caudal proporcional
al avance que con datos de velocidad real de avance y cantidad de caldo por
superficie son capaces de regular automáticamente la dosis en la parcela.
Mediante mapas de parcela,
ajustar la dosis de forma diferencial
Sistemas de seguridad para evitar
derrames de líquido durante la limpieza
Controles dinámicos de estabilidad
y suspensión del bastidor en equipos arrastrados o autorpopulsados
Marcado: No olvidar
comprobar el “marcaje” del equipo. Los fabricantes están obligados a colocar de
forma visible el marcado CE y que certifica que se respeta lo establecido por
la Directiva 98/37/CE y que son una serie de requisitos mínimos que el
fabricante se ha comprometido a cumplir.
BIBLIOGRAFÍA
Plataforma del conocimiento
del Medio Rural y Marino. www.marm.es
Vázquez, J. Aplicación de
tratamientos fitosanitarios. Mundi Prensa. Madrid, 2006. – ISBN: 84-87480-72-1
Web de fabricantes: Matabi, Hardi, Solano Horizonte, Sirfran, General Agrícola, Aguirre, Fede, Teejet
Gran articulo de una maquina realmente imprescindible, mucho han cambiado desde las de fibra de 200 ó 400 litros hasta las actuales de miles, desde las bombas de engranes (que imagino ya en desuso)las cuales había que desmontar para secar y proteger, porque si no se oxidaban, hasta las de pistón o turbina para alimentar los 40 metros de lanzas. Y la seguridad que aporta el corte de tramos por electrovalvulas o el plegado desde la cabina, para no pisar el suelo contaminado ni respirar los aerosoles. Y esto en maquinas humildes, porque ya el gps ha entrado para ser la ayuda definitiva, sobre todo con el coste de algunos tratamientos, cada gota cuenta.
ResponderEliminarHace poco vi unos reportajes de dos maquinas, una para viñedo que se controlaba mediante tablet, el ingeniero agronomo creaba una lista de trabajos con las dosis por parcela y zona, y el operario solo tenía que conducir. La otra era una de gran formato, para disminuir el consumo de caldo y no poner en aprietos el caudal máximo de su bomba, incorporaba válvulas en cada boquilla, de manera que el cerebro de la cuba lo que hacía era convertir las boquillas en inyectores, y en vez de un chorro continuo mandaba el producto a pulsos muy rápidos, de manera que el consumo en vez de ser el de 80 boquillas (por poner un número) era de la mitad (una inyecta, la otra corta y una décima de segundo después a la inversa), sin que ello afectara a la capacidad para tratar el suelo o plantas.