lunes, 3 de septiembre de 2018

PULVERIZADOR HIDRÁULICO, SIN DUDA EL REY EN LOS EQUIPOS DE TRATAMIENTOS

¿TRATAS O “TIRAS CALDO”?
Garantizar la producción, controlando las cosechas, exige, incluso en los agricultores “más ecologistas”, el uso de productos químicos (herbicidas insecticidas, fungicidas) Con el incremento del laboreo de conservación esta necesidad se hace más notoria.
La aplicación de fitosanitarios no se debe hacer de forma “indiscriminada”; el respeto a la naturaleza, a su flora y fauna natural, así como a la propia salud de agricultores y consumidores debe ser lo único prioritario a la hora de hacer un tratamiento.
La maquinaria de aplicación de productos está tecnológicamente muy lograda así que el uso de las mismas debe estar en manos responsables. Tratamientos uniformes con volúmenes bajos, con buenos dosificadores, con las herramientas de la agricultura de precisión son algunas de las armas que el buen agricultor debe tener. En su mano queda elegir bien el producto, la dosis, el momento y por supuesto el equipo a utilizar.
Reglas de oro para una buena aplicación:
¿Se es consciente del caudal necesario, a la presión correcta, con las boquillas óptimas e incluso de las mínimas condiciones ambientales exigibles para discernir entre realizar un buen tratamiento o perder tiempo y dinero? Una aplicación correcta debe ser efectiva, barata y ecológica:
  • Tratar solo si existe la necesidad. Antes del tratamiento conocer bien el problema para el cual se debe tratar
  • Elegir el mejor momento de realización: Estado de plaga y/o del cultivo, condiciones atmosféricas y medioambientales
  • Seleccionar el volumen de caldo, dosis de principio activo y tamaño de gota
  • Equipo elegido y sus condiciones: presión de trabajo, caudal y boquillas
EL PULVERIZADOR HIDRÁULICO
Son equipos especialmente indicados para tratamientos con herbicidas y fitosanitarios en herbáceos. Sin embargo en "leñosos" se le ponen bastantes pegas como por ejemplo la poca capacidad de penetración en la masa foliar de estos cultivos, o el volumen de caldo gastado y el tamaño de gota.
Amortiguación en barras portaboquillas
Pero también tiene muchos "pros" como es su "universalidad" en la aplicación de productos tan dispares como herbicidas, insecticidas y fungicidas. Así que se puede afirmar que está especialmente indicado para cultivos de bajo desarrollo foliar pero también, bien usado, puede competir en cultivos leñosos.
Cultivos herbáceos y cultivos leñosos: La versatilidad comentada hace que con un sistema de barras portaboquillas en horizontal, y plegables, sean idóneos en cultivos herbáceos cubriendo la anchura de trabajo; pero con barras en vertical puedan ser usados en viñedo en espaldera, olivar o arbolado. También es posible acoplar mangueras y pistolas para tratamientos manuales.
Hay barras sencillas pero según se sube la anchura se buscan diseños de tipo reticular, cual cercha, para mejorar la robustez con peso liviano.
Las ventas: De entre los equipos para tratamientos (pulverizador hidráulico, hidroneumático o atomizador, y neumático o nebulizador) el pulverizador hidráulico es el más “generalista”, el “multiuso”, el que sirve un poco "para todo"; por eso es el número 1 en ventas. En 2017 se registraron 5049 unidades como pulverizadores hidráulicos (ROMA);  mientras que los atomizadores que se registraron fueron de 3574 udes.
Pulverizadores registrados en el ROMA por marcas
Principio de funcionamiento: Se basa en la presión que lleva el líquido y que pasa por un estrechamiento que es la boquilla. Una vez formada la gota esta llega a su objetivo por la propia inercia.
Diámetro de gota: El tamaño de las gotas es responsable en gran medida del éxito del tratamiento ya que una misma superficie se puede tratar con menos “caldo”. Aunque, ojo, el tamaño no lo es todo. Una gota muy pequeña es muy sensible a la evaporación, o tener problemas de "deriva".
Tamaño y requerimiento de gota: A menor tamaño de gota menor volumen de líquido. Un fungicida requiere un tamaño de gota más pequeño que el insecticida y a su vez este más pequeño que el herbicida.

Generalizando: La pulverización hidráulica es menos homogénea que la neumática y la centrífuga. Con pulverización hidráulica un número pequeño de gotas se lleva gran cantidad de líquido, a cambio, el proceso de pulverizador hidráulico consigue una mejor uniformidad de reparto de gotas.
De todos los tamaños: Se encuentran desde equipos automotrices (con capacidades superiores a los 4000 L) hasta equipos personales de mochila que rondan los 15 L y entre medias de todo lo que se quiera: arrastrados (1000 a 3000 L); suspendidos (hasta 1000 L) Tamaños tan dispares permiten anchuras de trabajo desde los 8 hasta los 40 m; equipos que pueden ser utilizados por tractores de potencias dispares y también en un amplio abanico de velocidades de trabajo (entre 5 y 15 km/h)

COMPRANDO UN PULVERIZADOR
Y cuando llega la hora de comprar ¿en qué debo fijarme?
Bastidor: Estructura sobre la que se montan el resto de los componentes. El tamaño determina el tipo de bastidor pero que en general se tiende a perfiles estructurales (tubos, angulares) Un signo que denota calidad es el tipo de protección del cual se dota a las superficies metálicas (tratamiento galvanizados, imprimaciones sintéticas y pinturas epoxi o PUR bicomponentes)
Depósito: Casi con generalidad se recurre al polietileno de alta densidad (PEHD) y a la fabricación por rotomoldeo. Hace unos años se recurría mucho al poliéster reforzado (PRFV) que es un plástico termoestable, pero en la actualidad el PE que es un termoplástico bastante resistente al ataque químico y sencillo de trabajar es, con mucho, el material más utilizado.
Un buen depósito puede llevar “rompeolas” para evitar el balanceo en el transporte. También debe disponer de una ancha boca de llenado y un drenaje para vaciado total.
El equipo debe estar dotado de algún método de agitación para mantener de forma homogénea el líquido fitosanitario. El sistema más común es recurrir a la agitación hidráulica por la cual parte del líquido impulsado (en torno a 1/3 del líquido) recircula al depósito vertiéndose, generalmente, por la parte superior para aprovechar la energía cinética del líquido. Otro sistema consiste en utilizar agitadores mecánicos como puede ser algún tipo de paletas.
A la hora de comprar es conveniente comprobar si se trata de un depósito de fácil limpieza.
Bomba: Es la encargada de generar presión suficiente en las tuberías y dotar a la gota de la energía para llegar a su destino.
Las dos grandes familias de bombas utilizadas son aquellas denominadas de membrana o las de pistones. Las bombas de membrana son muy fiables pero trabajan a presión menor que la bomba de pistones que a cambio requieren algo más de mantenimiento.
La bomba recibe la energía a través de la tdf del tractor mediante un árbol con juntas homocinéticas (cardan) 
También se pueden elegir bombas de doble turbina, una para la pulverización y otra para la agitación trabajando a baja presión.
A la hora de comprar se debe comprobar que tipo/s de regulación de caudal se necesita y cual es la que dispone el equipo (pueden ser reguladores de caudal proporcional al motor o al avance). El regulador de presión debe ser capaz de asegurar una presión uniforme y con fácil selección.
Bomba de pistones
Boquillas: Se trata de “la última línea de defensa” para lograr un tratamiento acertado ya que son las responsables de la distribución del líquido.
Existe en el mercado un gran surtido de boquillas, las hay de chorro cónico, deflectoras, abanico o chorro plano o las denominadas de baja deriva. Se pueden fabricar en materiales plásticos (teflón, nylon o PE) o metálicos (cobre o inoxidable) o incluso cerámicos. Huelga comentar que cada material tiene unas particularidades de duración así como diferente coste. Las cerámicas son las de máxima duración, seguidas por las de inoxidable.
Una buena elección de la boquilla dice mucho de la sapiencia del utilizador y por ende de la calidad del tratamiento.
Las boquillas se roscan (o con sistema tipo “bayoneta”) a la barra portaboquillas. El tamaño se define por el caudal nominal (L/min) a una presión definida (normalmente 3 bar)
Algo más: La elección de la boquilla está condicionada por el tipo de producto a aplicar, así como del cultivo y también de las condiciones atmosféricas. Las boquillas de chorro plano tienen una muy buena distribución. Las de chorro cónico dan al líquido un movimiento de rotación y pueden ser cono lleno o hueco. Son las más usadas para insecticidas y fungicidas. Las de baja deriva son las más utilizadas en bajos volúmenes de aplicación. Las deflectoras son recomendables para herbicidas y también para abonos foliares.
Existe un código ISO (0625) de colores para distinguir las boquillas por su caudal nominal
A la hora de adquirir un pulverizador es conveniente que también se compruebe si existen válvulas antigoteo en el portaboquillas.
Filtros: Disponer de un buen sistema de filtros garantiza poder trabajar con seguridad de que no se taponan u obstruyen algunas boquillas. Los filtros suelen ser de malla metálica (mejor recurrir al inoxidable) o de poliamida; el paso se define por la separación entre hilos. Se van intercalando con diferentes pasos a lo largo del circuito y en función de la calidad del equipo, amén de su tamaño, los hay en mayor o menor número. En cualquier caso un equipo mínimo debe tener el filtro de llenado o colador que está en la boca de llenado del depósito y solo sirve para retener hojas y partículas gruesas y el filtro de aspiración que se coloca entre el sumidero y la bomba y que debe tener un paso en torno a los 500-600 μm. Equipos más especificados cuentan también con filtros de impulsión e incluso filtros de boquilla (se incorporan en el cuerpo de la boquilla)
Grifería: Es el conjunto de válvulas, distribuidores y tuberías que regulan el movimiento del líquido. La oferta es tan variada que se debería analizar las de cada equipo antes de adquirirlo. Hay válvulas de seguridad por aumento de presión; las hay de regulación de caudal, las hay antigoteo. En cuanto a los distribuidores también gustos para todo: manual o control remoto o electrónicos.
Un elemento indispensable es el manómetro que se utiliza para conocer la presión de trabajo y que a la postre es información necesaria para saber si el tratamiento se está realizando según los parámetros marcados.
Calibrando, manómetros y boquillas
A la hora de comprar conviene analizar la disponibilidad de manejo desde el tractor (monomando, centralita…) así como si las válvulas son manuales o electroválvulas. En cuanto a las tuberías deben tener sección suficiente y a todas las boquillas les debe llegar la misma presión y caudal.
Avances tecnológicos:
Barras de pulverización realizadas en fibra de carbono. Este material reduce mucho el peso del equipo además de tener mucho mejor comportamiento a la corrosión
Equipos capaces de regular la presión en diferentes tramos de las barras con válvulas solenoides para su comando desde el tractor.
Sistemas de caudal proporcional al avance que con datos de velocidad real de avance y cantidad de caldo por superficie son capaces de regular automáticamente la dosis en la parcela.
Mediante mapas de parcela, ajustar la dosis de forma diferencial
Sistemas de seguridad para evitar derrames de líquido durante la limpieza
Controles dinámicos de estabilidad y suspensión del bastidor en equipos arrastrados o autorpopulsados

Marcado: No olvidar comprobar el “marcaje” del equipo. Los fabricantes están obligados a colocar de forma visible el marcado CE y que certifica que se respeta lo establecido por la Directiva 98/37/CE y que son una serie de requisitos mínimos que el fabricante se ha comprometido a cumplir.

BIBLIOGRAFÍA
Plataforma del conocimiento del Medio Rural y Marino. www.marm.es 
Vázquez, J. Aplicación de tratamientos fitosanitarios. Mundi Prensa. Madrid, 2006. – ISBN: 84-87480-72-1
Web de fabricantes:  Matabi, Hardi, Solano Horizonte, Sirfran, General Agrícola, Aguirre, Fede, Teejet 

1 comentario:

  1. Gran articulo de una maquina realmente imprescindible, mucho han cambiado desde las de fibra de 200 ó 400 litros hasta las actuales de miles, desde las bombas de engranes (que imagino ya en desuso)las cuales había que desmontar para secar y proteger, porque si no se oxidaban, hasta las de pistón o turbina para alimentar los 40 metros de lanzas. Y la seguridad que aporta el corte de tramos por electrovalvulas o el plegado desde la cabina, para no pisar el suelo contaminado ni respirar los aerosoles. Y esto en maquinas humildes, porque ya el gps ha entrado para ser la ayuda definitiva, sobre todo con el coste de algunos tratamientos, cada gota cuenta.
    Hace poco vi unos reportajes de dos maquinas, una para viñedo que se controlaba mediante tablet, el ingeniero agronomo creaba una lista de trabajos con las dosis por parcela y zona, y el operario solo tenía que conducir. La otra era una de gran formato, para disminuir el consumo de caldo y no poner en aprietos el caudal máximo de su bomba, incorporaba válvulas en cada boquilla, de manera que el cerebro de la cuba lo que hacía era convertir las boquillas en inyectores, y en vez de un chorro continuo mandaba el producto a pulsos muy rápidos, de manera que el consumo en vez de ser el de 80 boquillas (por poner un número) era de la mitad (una inyecta, la otra corta y una décima de segundo después a la inversa), sin que ello afectara a la capacidad para tratar el suelo o plantas.

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