"Porque no engraso los ejes me llaman abandonao" |
Si la grasa no destaca por su volumen si que lo hace por su importancia en un buen mantenimiento de la maquinaria agrícola. En
realidad el uso de la grasa como lubricante se remonta a muchos siglos antes
que el del aceite estando a la par que la invención-utilización de la rueda.
Las primeras grasas estaban fabricadas con aceites minerales o
grasas de origen animal y apenas evolucionan hasta la revolución industrial, pero a partir de ahí la formulación de las grasas ha ido evolucionando a la par que las exigencias lubricantes de las máquinas.
Esto fue lo que me pasó hace unos días. Sé que te costará creerlo, pero... Me refiero al privilegio que tuve de escuchar un hecho “insólito”: ¡asistí a una conversación entre
una grasa y un aceite!
Ocurrió tal y como lo cuento. Caminaba yo hacia el garaje donde guardo los tractores. Me percaté de que alguien hablaba, por eso me paré a escuchar. La conversación provenía del interior del garaje. Pude observar, un pequeño agujero me lo permitió, y escuchar la conversación que en esos momentos mantenían un bote de grasa y unas latas de aceite. Esto es lo que oí antes de que interrumpieran el diálogo por detectar mi presencia:
Ocurrió tal y como lo cuento. Caminaba yo hacia el garaje donde guardo los tractores. Me percaté de que alguien hablaba, por eso me paré a escuchar. La conversación provenía del interior del garaje. Pude observar, un pequeño agujero me lo permitió, y escuchar la conversación que en esos momentos mantenían un bote de grasa y unas latas de aceite. Esto es lo que oí antes de que interrumpieran el diálogo por detectar mi presencia:
La grasa: Mi historia,
nuestra historia, es realmente antigua, nada que ver con vosotros, derivados
del petróleo, que sois unos advenedizos. Los antiguos egipcios ya nos usaban. Y
si, es cierto que tenéis algunas buenas cualidades. No lo voy a cuestionar,
pero otras…
¡Ahora la grasa iniciaba una canción!, tarareaba “Porque no engraso los ejes me llaman abandonao si a mi me gusta que suenen pa’ que los quiero engrasar…”
La
canción se interrumpe con la voz de alguien más que entra en escena; de nuevo miro por el orificio y compruebo que ahora el que habla es el aceite:
El aceite: ¿A qué te
refieres? ¿Qué quieres decir?
Grasa: Sencillo. Por
ejemplo, sabéis tan bien como yo que ahora, con las interconexiones entre
máquinas agrícolas, se sucede frecuente la contaminación de aceites e incluso
llegan a ponerse en contacto aceites incompatibles. En nuestro caso es difícil
que la mezcla de dos grasas genere esa incompatibilidad.
Aceite: Si de
contaminación vamos a hablar entonces reconoce que hay grasas capaces de mantener
contaminantes en suspensión muy difíciles de eliminar no como en los aceites
que con decantadores y filtros podemos desprendernos de lo que nos contamina.
Y además recuerda que
cualquier ausencia de aceite o variación de nivel puede controlarse fácilmente
con varillas, mirillas etc. Mientras que a ver como se controla en la distancia
el volumen de grasa. Y ¿qué me dices del mantenimiento? No me digas que no es
más fácil para el agricultor o mecánico cambiarnos y sustituirnos que no
engrasar unos cojinetes que a veces hay que desmontar medio tractor…
Grasa: Pues no te doy la
razón. Máquinas engrasadas por mi pueden funcionar durante años sin necesidad
de mantenimiento.
Aceite: Es posible lo que
dices pero reconoce que nosotros cuando ya estamos envejecidos se nos puede
reciclar con seguridad para el medio ambiente. Pero en cuanto a recuperar una
grasa o eliminar sus desechos…
Grasa: Muy bien, también
ahí te doy parte de razón. Pero ¿qué me dices de mis cualidades? Nosotras
tenemos un rendimiento en arranque y parada muy superiores a vosotros.
Se refería la grasa a que cuando se para una máquina, el aceite drena al cárter, a los puntos bajos, pero la grasa permanece en el componente. Cuando se arranca de nuevo el componente con grasa tiene menor riesgo de arranque en seco. Continuó su disertación: Además no podrás negarme que en la lubricación de motores eléctricos yo soy la reina absoluta y extiendo mí reinado en máquinas sensibles de contaminación como máquinas que trabajan con alimentos, forraje, grano…
Se refería la grasa a que cuando se para una máquina, el aceite drena al cárter, a los puntos bajos, pero la grasa permanece en el componente. Cuando se arranca de nuevo el componente con grasa tiene menor riesgo de arranque en seco. Continuó su disertación: Además no podrás negarme que en la lubricación de motores eléctricos yo soy la reina absoluta y extiendo mí reinado en máquinas sensibles de contaminación como máquinas que trabajan con alimentos, forraje, grano…
Aceite: Lo que dices es
cierto pero recuerda que los sistemas de lubricación por donde nosotros
actuamos, salpicadura, circulación forzada, baño, son capaces de lubricar casi
de inmediato. Además nosotros tenemos un volumen más grande y eso significa que
nos pueden aditivar más y además somos capaces de eliminar contaminantes en las
zonas de fricción.
Grasa: ¡Ya salieron los
aditivos! Debéis saber que nosotras podemos contener aditivos tales como el
grafito, el molibdeno o el óxido de zinc que nos proporcionan muchas ventajas.
Mientras vosotros no podéis incorporarlos porque son aditivos que sedimentan.
Aceite: A ti no te cambian
con la frecuencia que se requiere y cuantas veces estás contaminada con arena,
agua u otros contaminantes que en vez de ayudar a lubricar lo que haces es
ayudar al rodamiento a fallar.
Y ¿qué me dices cuando
hay una pequeña fuga de aceite? Como bien sabes esto alerta al usuario de que
algo anda mal. Pero “oh grasa tan limpia” a ti no se te ven las fugas y la avería
que ocasiona tu ausencia puede ser costosa además de catastrófica.
Además yo al tener
mucha más capacidad de fluir puedo hacer funciones de refrigeración eliminando
calor en muchos lugares no deseados
Grasa: Hablas de “pequeña
fuga de aceite” pero ¿qué ocurre cuando hay una gran pérdida de aceite, por
ejemplo por rotura de un cárter o de un manguito? La que organizas es bien
gorda. Difícil que nosotras como grasa provoquemos tal catástrofe.
Hasta aquí llegó la conversación; creo que me oyeron o me vieron.
¿Con aceite o con grasa?: Pues como decía aquel,
¡depende! Si se trata de una transmisión con engranajes sometidos a fuertes
cargas y grandes velocidades lo más recomendable es optar por el aceite. Pero
para cajas con velocidades pequeñas la grasa es una magnífica elección y, por
ejemplo, en el mundo de la lubricación de motores eléctricos la grasa con
poliurea es la reina absoluta.
LAS GRASAS ¿QUÉ SON Y DE QUÉ SE
COMPONEN?
Composición de una grasa:
Las grasas lubricantes se componen de tres componentes principales: un aceite
base (80-90 %), de espesante (10-15 %), y aditivos (5-10 %)
Aceite base: puede ser sintético o también mineral. Los aceites utilizados en
la formulación de la grasa poseen diferentes grados de viscosidad, encontrando
grados (ISO 3448) de 100, 150, 200, 450, 700… Esta enorme variedad de
viscosidad también afecta a una de las cualidades que más se destacan en las
grasas y que es el denominado punto de gota (temperatura a la cual la grasa
empieza a gotear) y que va de 120
ºC a 250
ºC o más
Espesantes: los más conocidos son de litio y calcio pero hay muchos más como
los espesantes orgánicos, complejo de aluminio, complejo de calcio, calcio
anhidro, arcilla, poliurea, sulfonato cálcico, sodio
Aditivos: Los aditivos se añaden para mejorar algunas cualidades como la
estabilidad al cizallamiento, o la resistencia al agua, o la consistencia o la
adherencia; también influyen en la “movilidad” o capacidad de bombeo de la
grasa. Los más habituales son el bisulfuro de molibdeno; grafito; óxido de
zinc; polímeros; aditivos de extrema presión (EP)…
Ojo a los aditivos: Los aditivos EP no son la panacea
pues pueden ser muy agresivos químicamente y provocar corrosión química en las
superficies de engranajes y cojinetes
ELIGIENDO UNA GRASA
La
diversidad de máquinas es tal que los parámetros operativos como temperatura,
velocidad, carga… varían considerablemente de unas a otras. No conviene “tener
una grasa para todo”; en el mercado se ofrecen formulaciones de grasas para
cualquier necesidad.
Grasa multiusos:
“Multiuso” es un término bastante popular para las grasas en el mercado y no
siempre bien aplicado. Se denomina multiuso a las grasas que combinan las
propiedades de dos o más grasas especializadas por lo que pueden utilizarse en
varias aplicaciones.
¿Litio o calcio?:
Aunque las más comunes en las estanterías de la ferretería o tienda de repuestos las más comunes son las de litio y calcio (copan más del 85 % del mercado) es cierto que también encontraremos de sodio, poliurea, etc.
Litio:
Se caracterizan por tener una buena estabilidad, buena resistencia al agua y
también a las altas temperaturas.
Cuando
se requiere una resistencia mayor a la alta presión o a la corrosión entonces
se le aditiva normalmente con antimonio-zinc a las que se suele denominar
grasas de complejo de litio.
Calcio:
El uso de grasas de calcio o sulfonato de calcio está ganando popularidad día a
día. La razón hay que buscarla en que en determinadas aplicaciones superan a
las grasas de litio, por ejemplo en aquellos usos que requieren mayor
resistencia al cizallamiento, también a la corrosión. El calcio y el sulfonato
tienen unas propiedades antidesgaste excelentes. Además el sulfonato es un
inhibidor natural de la herrumbre con lo que la resistencia al agua es
superior. Por ello las grasas con esta base tradicionalmente se han aconsejado
para partes del chasis.
En
cualquier caso las grasas de litio y complejo de litio son compatibles con las
de sulfonato de calcio.
Poliurea y sodio:
Es un espesante de aquellas grasas diseñadas para lubricar cojinetes. También
las grasas con base de sodio están muy indicadas para altas temperaturas y es
por lo que también se recomiendan para los cojinetes de ruedas.
La mejor grasa:
No
existe tal concepto. Existe la “mejor grasa” para tal o cual aplicación.
¿Qué le debo pedir a una grasa?:
Debe ser capaz de ofrecer buena lubricación y en determinadas aplicaciones será
imprescindible tener características de extrema presión (EP); protección a la
corrosión y a la oxidación; buena resistencia al lavado; buena adherencia y
fácil untuosidad; Desde el punto de vista medio ambiental debe tener buena
biodegradabilidad, que no cuente con aditivos de metales pesados.
Designación
de las grasas
NLGI:
Al igual que con los aceites, existe varias designaciones para las grasas. La
designación más habitual es la del
National Lubricating Grease Institute (NLGI) El grado NLGI lo da en gran medida
el espesante que interviene en la formulación.
En
el envase se buscarán las siglas NLGI seguido de un número. El número
proporciona la consistencia en una escala que va desde el 0/00 al 6.
El
0/00 se corresponde con una grasa muy fluida. El 6 es la correspondencia con
una grasa muy sólida. Lo normal será encontrar números 2 o 3 aunque en
componentes con engrase de por vida como pueden ser rodamientos herméticos o
engranajes de difícil acceso es habitual encontrar grados 0/00.
DIN e ISO:
Otras normas habituales que se encontrarán en las etiquetas son las
correspondientes a las normas DIN (51502 y 51818) e ISO (6743/9 y 3448)
Recuérdese
como en líneas anteriores dije que una grasa estaba compuesta, 80-90 %, por un
aceite base. La viscosidad del aceite (ISO 3448) no tiene por que estar
relacionada con el grado NLGI y, es más, se pueden encontrar grasas con el
mismo NLGI pero con las viscosidades de los aceites muy diferentes; de igual
manera se pueden encontrar dos grasas con la misma viscosidad del aceite base y
diferentes grados NLGI.
¿Y EL COLOR, TIENE ALGO QUE VER?
Los
colores de las grasas comerciales son muy variados, desde el blanco hasta el
negro e incluso translúcido, pero ¿en realidad son indicativos de calidad?
La
respuesta a la pregunta anterior es no. Sin embargo los fabricantes tienden a
usar unos colorantes para facilitar la identificación de la grasa con el uso.
También hay razones de marketing por pensar que uno u otro color son más
atractivos. Pero lo cierto que como resultado de la interconexión entre
fabricantes, usuarios o clientes y el mercado global, se tiende a marcar con
determinado color una u otra gasa para ayudar a distinguirlas.
De colores:
El negro indica la existencia de algún aditivo como el grafito; el amarillo o
marrón claro es que es una grasa de litio o calcio; el blanco para grasas grado
alimentario; el azul para grasas con poliurea…
El
color resulta de añadir blanqueadores en forma de polvo como el óxido de zinc o
el dióxido de titanio. Y a pesar de que el color no aporte calidad o alguna
propiedad si que un cambio de color puede indicar que se está afectando alguna
propiedad, por ejemplo una grasa puede oscurecerse por estar almacenada en
sitios de temperatura elevada, o bien la luz también puede afectar al color
desvaneciéndolo, o una contaminación con agua que puede hacer que el color
cambie.
Grasas blancas: Son grasas atóxicas catalogadas
como aptas por la prestigiosa y poderosa FDA norteamericana (agencia del
medicamento y la alimentación) para contactos accidentales de alimentos.
LUBRICACIÓN DE RODAMIENTOS CON
GRASAS
Los
rodamientos son algunos de los componentes mecánicos más frecuentemente
utilizados que requieren una grasa como lubricante.
En
el caso de rodamientos pequeños y con baja velocidad de uso pueden mantenerse
sellados ya que requieren poco mantenimiento y la lubricación se hace “de por
vida”. Pero en la mayoría de los casos se recomienda un mantenimiento donde la
relubricación es parte principal.
Un
rodamiento puede estar sometido a enormes presiones causadas por el esfuerzo
pero también por la baja superficie de contacto (hablar de 30.000 kg/cm2 es una
cifra normal para algunos rodamientos) Lo normal es encontrar elementos
rodantes, bolas, cilindros, conos, que se desplazan sobre una pista de
cojinetes. Lo único que impide el contacto metal-metal es una película muy
delgada (1 micra o incluso menos) de lubricante.
Si
en estas condiciones el lubricante se ve desplazado, o contaminado (suciedad o
agua), el calor que se genera es tal que en breve el mecanismo gripará. Otra
razón puede ser elegir un lubricante inadecuado bien porque la viscosidad, o
los aditivos no sean los adecuados para las exigencias de servicio.
Ojo al agua: El agua no es un buen lubricante;
si por descuido o accidente ingresa humedad en un rodamiento desplazando o
contaminando a la grasa se producirá oxidación, o hidrólisis que degrada al
lubricante.